Manolito Gafotas

En las clases de 1º estamos leyendo uno de los libros de la saga de Manolito Gafotas. Después de leer algunos de sus capítulos, los alumnos se han metido en la piel del protagonista y han escrito relatos divertidos que a continuación recogemos para que podáis disfrutar de sus aventuras y os animéis a leer sus libros

 
Ya hace varios meses, años incluso. Estábamos mis primos y yo en la piscina hablando tranquilamente, era una clara y calurosa tarde  de verano, ¿por dónde iba?... ¡Aaah ya! estábamos en la piscina tranquilamente cuando uno de los más pequeños de nosotros, mi hermano el imbécil, traía algo en las manos, al principio parecía un palo o algo así, pero cuando se fue acercando nos  dimos cuenta de que no era nada de eso, era algo asqueroso que solo él se podría atrever a coger, tocar y espachurrar…                     
Todos alarmados salimos corriendo hacia la piscina de detrás del porche, la piscina donde los pequeños se bañan. Al llegar nos encontramos con varios perros del campo del vecino que habían venido a hacer sus necesidades más necesarias a la piscina donde nadie se bañaba desde la mañana. ¡Exacto! El Imbécil sin saber lo que tocaba (al menos eso espero) había cogido esas cosas marrones, cosas que en la piscina había a  docenas. Todos gritando le dijimos que soltara eso, pero sin pensar que era el Imbécil y que tan solo tenía tres años… Por que tirara eso, entendió tirar todo por los aires, de inmediato salimos todos corriendo por todo el campo, el Imbécil iba enseñándonos las manos ya algo más limpias y con esa risa que cuando terminas te duele la boca y todo.
Finalmente llegó mi madre con la Luisa que después de gritar no pudieron evitar reírse de nosotros.
 Julia García Torres

Qué mal rollo. Esta tarde la Susana Bragas-Sucias  y el Ore vienen a mi casa a hacer un trabajo. Y todo porque el Orejones sabía que le mentía al decir que teníamos visita. Y es verdad, nunca tenemos. Deben de estar al llegar... Ahí están.
-Hola, Manolito- me dice el Ore.
-Hola, pasad. Le contesto. Aunque él ya había entrado.
-¿Habéis comprado ya las cartulinas?
-Pero si eras tú, Susana, la que las tenía que comprar.
-El nene dice hola, Bragas-Sucias.
¡Oh, no! Justo ahora tenía que entrar el Imbécil, que aunque su nombre lo diga ya de por sí es tonto.
-Bueno pues tendremos que ir a comprarlas...¡Mamá dame dinero para comprar cosas del cole!
-Vale, toma...Ah, por cierto ve a casa de la Luisa y le dices que me he deshecho de vosotros y puedo acompañarla a tomar un café.
-Pero es que...
-¡Manolito! ¡Ahora!
 Así es mi madre, haces lo que ella quiera o termina dando gritos y, normalmente, collejas. (Ella dice que es parte de la diversión de ser madre) A lo que íbamos, que tengo que ir a casa de la Luisa y luego a la papelería. Y encima mi madre me obliga a llevarme al Imbécil, que ahora le ha dado por tirarle de las orejas al Orejones. ¡Vaya tardecita! 
Ya hemos pasado por casa de la Luisa y le hemos dicho que se vaya a tomar un café por ahí. Parece que le ha sentado un poco mal. Bueno, el caso, que ahora mi hermano se ha empeñado en que le compremos chuches en la tienda que hay al lado de la papelería. ¡Qué se le va a hacer!
-El nene quiere gomitas- ha dicho
Al final la Susana Bragas-Sucias se ha tenido que ir y el Ore ha dicho que tenía terapia así que el Imbécil y yo hemos tenido que hacer el trabajo. ¡Qué traidores! Si ya se lo decía mi madre a mi padre:
-¡Con esas gafas todos le tomarán por tonto!
Bueno, pues aquí en la casa también hay uno que aunque no las tenga es tonto del bote. Y ese es mi hermano. ¿No será que es ella la tonta y lo hemos heredado? No lo sé seguro, pero mi abuelo dice que ese es uno de los misterios que nadie entiende, ni siquiera los científicos más expertos. (Aunque yo creo que no hay que serlo para saberlo)
 
Ana Buza Mira

Un 15 de febrero del 2013 fuimos el Ore, el Imbécil, la Susana bragas sucias, la Luisa, mi madre, mi padre, mi abuelo, y yo (Manolito), al “SÚPER ISA” a comprar para una fiesta entre todos.
Nosotros los niños, pues como de costumbre, no estábamos de acuerdo, ya que nos parecía un rollo hasta que  vimos al Imbécil, coger unos huevos y hacer como si fuera una gallina poniendo sus huevos, todos nos empezamos a partir de risa pero de pronto vimos a un  hombre alto, fuerte y estirado con una plaquita donde ponía : “ trabajador: Romualdo”, nos riñó y encima después mi madre por esto, se puso a repartir collejas hasta a mis amigos .
Nos quedamos sentados mirando hacia el suelo pensando en el suceso. 
El Ore se puso a beber cola y el Imbécil a comer caramelos de menta fuerte. Entonces la Susana bragas sucias dijo:
-venid- y trajo otra botella de cola y otro paquete de caramelos de menta fuerte- quien meta un caramelo de menta en la botella de cola gana-

Entonces empezamos todos a jugar pero y como nadie encestaba, el Imbécil se cabreó y tiró todo el paquete de caramelos de menta dentro de la botella de cola, de pronto empezó a salir de la botella la cola disparada como si fuera un volcán.
La Luisa vino y nos soltó collejazos para todo el mundo y encima nos echó la bronca.
Al minuto, todos estábamos en mi casa con mi abuelo y jugando con los quimonos puestos a los samuráis japoneses.
María Camacho

Un día mi hermano, mi madre y yo fuimos al supermercado. Todo iba muy bien hasta que mi hermano vio su comida favorita, como siempre se lo compraron porque es muy pesado y siempre lo consigue todo, yo seguí a lo mío pero vi a mi amigo el Cabe, por si no lo conocéis es el Cabezón, lo vi con un paquete de patatas y le dije a mi madre que si me lo compraba y me dijo que no.

Lo que me da coraje es que siempre se lo compran todo a  él y a mí no. Mi madre fue a coger una caja de leche y le dije yo la cojo, cuando la iba a coger mi hermano con la mala suerte de que le cayó encima a mi madre, nos pegó una colleja y a nuestro cuarto sin salir una semana.

Ignacio Armijo


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.